Compañías rompen contratos de transporte aéreo y ferroviario con Cuba por miedo al Embargo estadounidense.

Compañías rompen contratos de transporte aéreo y ferroviario con Cuba por miedo al Embargo estadounidense.

Hay datos que apuntan entre otros al gigante francés Bouygues, que en 2016 logró una concesión para ampliar el aeropuerto internacional de La Habana José Martí. Por  EFE. Febrero 26, 2020 Al menos dos compañías internacionales que participaban en importantes proyectos aeroportuarios y ferroviarios en Cuba han cancelado los contratos por temor a ser sancionadas

Hay datos que apuntan entre otros al gigante francés Bouygues, que en 2016 logró una concesión para ampliar el aeropuerto internacional de La Habana José Martí.

Por  EFE. Febrero 26, 2020

Al menos dos compañías internacionales que participaban en importantes proyectos aeroportuarios y ferroviarios en Cuba han cancelado los contratos por temor a ser sancionadas por Estados Unidos.

«El bloqueo embargo de Estados Unidos tiene un efecto real y directo sobre el transporte», afirmó el ministro cubano del ramo, Eduardo Rodríguez, en declaraciones difundidas este miércoles por la televisión estatal en las que anunció la suspensión de los contratos y leyó las cartas enviadas por las empresas.

Rodríguez, quien no precisó los nombres de las compañías, mencionó tres casos específicos: la remodelación de los aeropuertos de la isla, la compra de dos aviones para la aerolínea estatal Cubana de Aviación y un proyecto para la modernización de los talleres ferroviarios del país.

El ministro explicó que «recientemente» el gobierno cubano recibió una notificación con la retirada de «otra compañía importante internacional en nuestro proyecto de licitación para las inversiones en los aeropuertos».

En la misiva, la compañía «informa de que detienen la participación en el proceso con el cronograma actual del proyecto» debido a «(…) nuevas circunstancias desafiantes para la economía».

Aunque el funcionario no mencionó en ningún momento los nombres de las empresas, los datos apuntan al gigante francés Bouygues. En 2016 este logró una concesión para ampliar el aeropuerto internacional de La Habana José Martí, el más importante de Cuba.

En agosto de 2016, la prensa estatal reveló que Bouygues y Aeropuertos de París lograron la concesión del gobierno para ampliar y gestionar, respectivamente, el aeropuerto de La Habana y el cercano aeródromo de San Antonio de los Baños.

La firma francesa de infraestructuras tiene una importante presencia en el país caribeño, donde ejecuta varios proyectos de obra civil, fundamentalmente en el sector hotelero.

La iniciativa aeroportuaria preveía «la financiación y ejecución de acciones inmediatas que mejoren la calidad de los servicios; así como las inversiones en el mediano y largo plazos en correspondencia con los crecimientos estimados de pasajeros», según una nota del Ministerio del Transporte emitida en aquel momento en el noticiero de la televisión estatal.

Desde entonces no volvió a haber noticias del proyecto. Aparentemente las obras de reforma nunca comenzaron, o al menos no se ha apreciado ninguna intervención de grandes dimensiones en las instalaciones aeroportuarias.

En los planes de las autoridades en 2016 también estaba la mejora del resto de los aeropuertos de la isla con el fin de prepararse para el aluvión de visitantes que se esperaba como consecuencia del restablecimiento de los vuelos comerciales entre Estados Unidos y Cuba ese mismo año, uno de los principales frutos del «deshielo» bilateral.

Sin embargo, tras la llegada de Donald Trump el gobierno estadounidense ha vuelto a prohibir los vuelos directos -tanto charter como comerciales- excepto a La Habana.

El ministro reconoció que la medida implicará un gran aumento del flujo de pasajeros para el aeropuerto de la capital, que ya era la principal puerta de entrada a Cuba. Sin embargo, ahora sufrirá problemas de «congestión» al tener que recibir también a quienes antes volaban desde Estados Unidos a los aeropuertos de otras provincias.

«Pretenden con estas medidas generar caos en nuestro país», denunció.

Otra compañía europea -tampoco mencionada por su nombre- canceló un contrato de venta de dos aviones que estaban «prácticamente comprados» para destinarse a vuelos internos, dijo el ministro del Transporte.

La empresa «reembolsará el monto anticipado» y lamentó que la ruptura del acuerdo sea la «única solución a las circunstancias actuales», refirió el funcionario.

La aerolínea estatal Cubana de Aviación atraviesa problemas desde hace años. Gran parte de su flota está en mal estado o averiada, por lo que ha debido recurrir a contratos de arrendamiento para operar. Algunos de esos contratos de operación también están siendo cancelados o no renovados por miedo al embargo.

Los problemas de Cuba para adquirir aviones se han agudizado debido a las últimas sanciones de Washington, que incluyen disminución (del 25% al 10%) del porcentaje de componentes estadounidenses que pueden tener los productos que adquiere el país caribeño, incluso en otros mercados.

Por ello, recordó el ministro, Cuba no puede comprar nada que tenga más del 10% de componentes de fabricación estadounidense. Esto dificulta en extremo la compra de aviones.

El tercero de los casos revelados por Rodríguez se refiere a un proyecto para la modernización de los talleres ferroviarios del que se ha retirado otra «importante compañía extranjera», después de dos años de trabajo ante las dudas que le genera una posible aplicación de la Ley Helms-Burton.

Aunque el ministro tampoco citó el nombre de la empresa, es probable que se trate de la Sociedad Nacional de Ferrocarriles Franceses, SNCF, con la que la Unión de Ferrocarriles de Cuba anunció en 2018 un «ambicioso proyecto de colaboración» con una inversión de unos 40 millones de euros (46,7 millones de dólares).

El convenio, que debía extenderse hasta 2028, incluía la modernización de dos grandes talleres de locomotoras en La Habana y Camagüey, recuperar vagones para pasajeros y poner en funcionamiento el conocido en la isla como «tren francés».

Cuba había negociado en los últimos años varios acuerdos -entre ellos uno multimillonario con Rusia para modernizar su deteriorado y sobreexplotado sistema de ferrocarriles, que colapsó durante la severa crisis económica de la década de 1990 y aún no se ha recuperado.

«Estamos trabajando y buscando alternativas porque nosotros tenemos que resolver estos problemas», indicó el ministro.

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